246 Viviendas Sociales en Pino Montano, Sevilla

  • Ficha técnica del proyecto

    Emplazamiento:

    Barrio de Pino Montano, Sevilla

    Arquitectos:

    Enrique Abascal García

    Miguel Díaz Zulategui

    Arquitectos Técnicos:

    Antonio Lastres García Testón

    Joaquín Ruiz

    Juan merchante

    Gerardo Sandar

    Consultores:

    Estructuras:

    Fernando Medina, Ing. Caminos

    Instalaciones:

    Antonio Arrondo, Ing. Industrial

    Empresa constructora:

    Obrascón

    Promotor:

    Empresa Municipal de la Vivienda de Sevilla

    Fotógrafos:

    Fernando Alda

    Atín Aya

    Javier Andrade

  • Memoria

    La parcela en la que se desarrolla esta promoción de doscientas cuarenta y seis viviendas, locales comerciales y aparcamientos, se ubica en el plan parcial de Pino Montano, localizado en la zona norte de expansión de la ciudad. El planeamiento específico sigue el comportamiento de implantación de manzanas cerradas iniciado en los años ochenta, aunque de mayores dimensiones y constitución más compleja, tipología urbanística que sigue mostrando una indudable eficacia en la construcción de la ciudad y en la sistematización de los espacios libres.

    La parcela, de planta perfectamente rectangular, se orienta en la dirección norte-sur y apoya sus trazas básicas en la calle principal, que conecta el barrio con la Roda Norte frente a un centro comercial de reciente construcción, y en la calle Corral de los Olmos, que limita con un sector construido con anterioridad; los otros dos lindes del solar, correspondientes a los límites sur y este, quedan configurados por dos calles de tránsito interior de este sector de la ciudad.

    El conjunto edificado se organiza a partir de dos volúmenes básicos, dispuestos en sentido longitudinal y apoyados en los límites laterales del solar, que se relacionan entre sí a través de un patio jardín central, cerrado en sus testeros extremos por otros cuerpos edificados de menor altura. Aquellos dos volúmenes longitudinales se organizan, a su vez, a partir de dos bandas edificadas, separadas por sucesivos patios de luces, cuya continuidad se ve interrumpida por la presencia de las galerías-puente que facilitan el acceso a las diversas unidades residenciales.

    Las dos crujías básicas que desarrollan los dos volúmenes principales, se desarrollan en diferentes alturas, cuatro plantas en la exterior y siete la interior; esta misma altura de cuatro plantas se mantiene en los cuerpos que cierran los testeros del espacio central, estableciendo cierta homogeneidad en el tratamiento de las cuatro fachadas exteriores del conjunto.

    Cuatro portales situados en el centro de estas fachadas perimetrales facilitan el acceso al gran espacio central: los dos correspondientes a las fachadas transversales de carácter exclusivamente peatonal y, los otros dos, de tráfico mixto, que conforman los extremos del eje transversal que discurre entre los testeros interiores de los bloques y facilita el acceso de los vehículos al estacionamiento de la planta sótano. Este aparcamiento ocupa la proyección vertical de la edificación, reservando el espacio central para la construcción de un patio-jardín con espacios de estancia, arbolado y agua. La circulación de automóviles se introduce en el patio a modo de apeadero y las cuatro rampas se disponen en su interior, de forma rigurosamente simétrica.

    La relación de la calle con las viviendas, los patios intermedios y el jardín, se organiza a la manera tradicional de Sevilla, mediante pasajes individualizados por cada uno de los portales que establecen los vínculos visuales y de comunicación. Estas galerías se disponen en toda la sección del edificio con aperturas en sus fondos, a huecos o lucernarios, con luces laterales, conformando espacios de recorrido en todos los niveles. En los extremos de estas galerías de acceso a las viviendas se han dispuesto pequeños patios de instalaciones técnicas, registrables desde todas las plantas, para facilitar la instalación de las canalizaciones verticales, permitiendo así su conservación y mantenimiento o la incorporación de líneas que atiendan nuevas demandas, aislando así la obra gruesa de instalaciones de condición más perecedera.

    La construcción del espacio urbano y del lugar, centra la atención de la propuesta; la idea trata de definir la relación del edificio, como unidad, con el entorno; la relación de las viviendas, entre sí, con los espacios interiores y el exterior. Así, por una parte, la espacialidad de los elementos que constituyen el edificio, ordena el programa y permite su resolución funcional y, por otra, la escala y la geometría propician una aproximación a la forma que permite una comprensión más precisa del volumen resultante.

    El edificio ofrece al exterior una doble lectura. En una perspectiva inmediata, desde las calles que definen los límites del solar, el conjunto es percibido como un sólido de cuatro plantas de altura, de continuidad y homogeneidad apenas alteradas por la presencia de los testeros de las crujías de mayor altura, en una perspectiva lejana desde la Ronda, predominan las estructuras en peines, configuradas por las bandas interiores y las galerías de acceso a las viviendas de las tres últimas plantas.

    En los planos generales de fachada, el equilibrio entre el hueco y el macizo, entre lo lleno y lo vacío, es la disciplina de control de la ordenación de estas grandes superficies, que responde a la voluntad de ofrecer una lectura unitaria del conjunto y reforzar su imagen volumétrica. Se realiza una disposición homogénea de huecos, todos ellos de igual dimensión, reservando los testeros para los huecos horizontales de las galerías o los grandes paramentos ciegos. La rigurosa planeidad de las fachadas exteriores –sin volúmenes emergentes, terrazas voladas o vacíos excavados en su superficie- y la ausencia de huecos que facilitan el reconocimiento de las singularidades que acontecen en su interior, son datos que refrendan el premeditado carácter abstracto del tratamiento de estas fachadas exteriores.

    El revestimiento de las fachadas exteriores, a base de mortero monocapa con mármol blanco (blanco-crema en las bandas horizontales), y el despiece en paneles de labor que ignoran la posición de los huecos, acentúan la superficie y dotan a estos cerramientos de una textura tersa, brillante y monocroma, acorde con la homogeneidad visual buscada. Los materiales de arista, zócalos, alféizares y elementos de remate se resuelven con piedra artificial de color rojo-negro.

    Las viviendas, de ordenación muy compacta, se organizan a partir de un núcleo central, compuesto por el vestíbulo, distribuidor interior y sanitarios. La reducida profundidad edificada de las sucesivas crujías facilitan la disposición de todas las dependencias a lo largo de las fachadas exteriores: la cocina y el estar en las orientaciones a la calle y al jardín interior, los dormitorios a los patios interiores, dotados de mayor privacidad. La vivienda tipo es de tres dormitorios, con una superficie de setenta metros cuadrados, mientras que las de dos y cuatro dormitorios se desplazan a los puntos singulares del conjunto.

    Los pasajes, el apeadero, las galerías transversales, el patio-jardín y las azoteas a distintos niveles, tratan de armonizar la idea de construcción de vivienda social, con modelos de edificación masiva, la cultura mediterránea y el carácter singular de la capital sevillana.